¿Qué es la pedagogía Waldorf?

La metodología Waldorf es una técnica de enseñanza que nace en las premisas establecidas por Rudolf Steiner. Esta pedagogía está basada en la libre instrucción por parte de los alumnos, es decir, que sean autónomos a la hora de ir realizando y adquiriendo los conocimientos a lo largo del propio proceso educativo. Esta metodología fomenta sobre todo el grupo cooperativo entre los estudiantes, centrando en cada etapa educativa diferentes hipótesis de trabajo y enseñanza, que los alumnos irán adquiriendo de forma paulatina cuando estén preparados para asimilar dichos conceptos. En este caso, el docente es el encargado de ir observando a los niños y niñas en todo momento para ir introduciendo los conocimientos que precisen en cada una de las diferentes etapas educativas, fomentando en cada una de ellas las materias de arte, música y trabajos más artesanales y manipulativos.

Así, en la primera etapa educativa, en Infantil (0-6 años), la pedagogía Waldorf incluye el juego como motor principal para el propio aprendizaje, activando en el estudiante capacidades sumamente importantes, como son la creatividad o el juego simbólico y libre, y centrándose en aspectos del desarrollo evolutivo como la psicomotricidad.

La pedagogía Waldorf nace de las premisas establecidas por Rudolf Steiner hace más de 100 años en Stuttgart, Alemania. Hoy en día existen miles de comunidades Waldorf en todo el mundo.

Steiner divide la infancia en septenios (grupos de 7 años) y va acompañando cada septenio dependiendo de las necesidades del desarrollo de la etapa evolutiva correspondiente.

En el primer septenio (0-7 años), la pedagogía Waldorf prioriza el juego libre como motor principal para el aprendizaje, desarrollando en los niños diversas habilidades como la imaginación, la creatividad y la socialización. Se centra en la construcción de hábitos sanos y propios de la edad, así como en el desarrollo de la voluntad, la seguridad de vivir en un mundo bueno, indispensable para el sano desarrollo de los y las niñas, pues les da la confianza de permitirse crecer sabiéndose seguros en su entorno y sus relaciones.

A través del juego, actividades manuales, cuentos, música y movimiento las y los niños van desarrollando la motricidad gruesa y fina, la espacialidad, equilibrio y movimiento propio. A través de los cuentos de hadas y demás historias, van construyendo un banco de imágenes que constituyen las bases del aprendizaje de la lectoescritura.

En el primer septenio (0-7 años), la pedagogía Waldorf prioriza el juego libre como motor principal para el aprendizaje, desarrollando en los niños diversas habilidades como la imaginación, la creatividad y la socialización. Se centra en la construcción de hábitos sanos y propios de la edad, así como en el desarrollo de la voluntad, la seguridad de vivir en un mundo bueno, indispensable para el sano desarrollo de los y las niñas, pues les da la confianza de permitirse crecer sabiéndose seguros en su entorno y sus relaciones.

A través del juego, actividades manuales, cuentos, música y movimiento las y los niños van desarrollando la motricidad gruesa y fina, la espacialidad, equilibrio y movimiento propio. A través de los cuentos de hadas y demás historias, van construyendo un banco de imágenes que constituyen las bases del aprendizaje de la lectoescritura.

La primera infancia requiere de un gesto de abrazo continuo, nuestra comunidad se centra en dar a los y las niñas la calidez y el abrazo necesario para que crezcan y se desarrollen de la manera más óptima. Juntos, guías y familias, vamos dando a nuestros niños un ambiente amoroso, respetuoso y muy cuidado para que puedan crecer sanamente y en libertad.

En el Segundo septenio (7-14 años) la pedagogía Waldorf apela a despertar la vida emocional de los niños llevando el aprendizaje a pasar por la emoción para que de esta manera se convierta en un aprendizaje significativo y no quede únicamente en el intelecto. A través de los cuentos e historias que se van presentando dependiendo de la edad, vamos acompañando el desarrollo del alma del niño respetando y ofreciendo lo que necesita en la etapa de desarrollo evolutiva en la que se encuentra.

La premisa del Segundo septenio es la belleza, por lo que nos centramos en vivir y hacer todo desde allí, siendo capaces de ver la belleza del mundo que nos rodea y siendo también capaces de crear una realidad bella, que no se limita al trabajo en los cuadernos o tareas, sino a las relaciones humanas y con el medio ambiente. Apelamos a que los niños sientan, vean y procuren la belleza y armonía en todas las esferas de la vida.

El arte está presente en todo lo que hacemos, por lo que aprendemos matemáticas, ciencias y demás temas a través de procesos artísticos que permiten no solo el desarrollo y aprendizaje cognitivo-intelectual, sino el pleno despliegue de todas las capacidades humanas.

La evaluación es cualitativa pues es la única manera de asegurar el adecuado proceso y desarrollo del individuo como individuo, sin llevarlo a la comparación con los otros. Cada niño y cada niña son seres únicos e individuales que aprenden a ritmos diferentes y de maneras distintas. La pedagogía Waldorf comprende muy bien esto, y ofrece justamente una educación personalizada acompañada del mismo adulto guía durante la duración de los grados. Imagina cuánto van a conocer a tu pequeño y a tu familia para poder acompañarlos de la mejor manera.